Existen aquellos momentos
que orgulloso mi pensamiento,
y llena el alma de gozo
en ávido conocimiento,
se desplaza a mis tesoros;
son dos los que yo atesoro,
mas de gracia son mis hijos,
y vive Dios que son bellos
e infinito los adoro,
¡hijos que vuestra juventud
con alegría andáis pasando,
que es mi anhelo a cada rato
poder observar que un día,
llegareis a volar alto!,
y apreciar como ensancha
el bendito sentimiento
que en vosotros se arraiga
gracias a vuestro valor humano,
así con alegría he llegado
por ellos a este llamado,
y con el corazón en la mano
con gran orgullo pregono
el haberlos engendrado.