A mi vera
La imagen suya,
abrigada con la manta del cariño mío,
la noche, su inocencia reposa.
La mañana llega.
Presurosos el vuelo levantamos.
Cual errantes, sin rumbo
deambulamos.
Del brazo enlazada,
Alrededor como alegre niña camina.
De la mano cogidos,
en jubilosos rondeos andamos.
Sin sentir, las horas jubilosas pasan.
Se aproxima la tarde,
morir vemos el vespertino arrebol.
La oscuridad se acerca, la noche insensata llega,
de pronto desaparece.
Otra noche más.
A mi convulsivo sueño su imagen llega.
Acurrucadita en el regazo
Aposenta.
De tiernos besos su grácil cuerpo,
con avidez cubro.
Inexorable el tiempo su marcha no detiene,
perjuro pasa.
Densa niebla mi mente cubre.
Del espejo de mis sentidos su figura esfuma,
se aleja estirando sus brazos, extiendo los míos,
detenerla trato.
Inútil es, así como llega, así huye.
Angustiado despierto.
Sobre la almohada, su perfume,
impregnado queda.
Su silueta colgada en mis desvencijadas pupilas
permanece.
Lo disfrutado junto a ella,
Frente a lo sufrido por sus huidas.
Un suplicio es.
bambam