Diaz Valero Alejandro José

La niña que jugaba en el jardín (Cuento)

Esta es la historia de una niña llamada Victoria, aunque todos le decían VS. A ésta niña le fascinaba jugar con las flores.

 

VS era una niña muy divertida y tierna, siempre le gustaba jugar en el jardín, pues allá jugaba con sus amigas las flores. Amaba las margaritas, los geranios y las violetas.

 

En cierta ocasión el jardín creyó que VS era su amiga, pero luego descubrió que no, que ella era amiga pero de las flores.

 

Cada tarde la niña jugaba con ellas, y hasta conversaba muy divertida

¿Quién es la más bonita?

La margarita, la margarita

 

¿Quién es la que más temprano se acuesta?

La violeta, la violeta

 

¿Y quien está de cumpleaños?

El geranio, el geranio

 

¿A quién el sueño se le quita?

A la margarita, a la margarita

 

¿A quién le gusta pasear en las cestas?

A la violeta, a la violeta

 

¿y quien se duerme temprano?

El geranio, el geranio

 

Así cada tarde VS jugaba en el jardín hablando con sus amigas las flores, mientras miraba el cielo azul que tanto le fascinaba. El cielo era inmenso, como inmensa era su fascinación por sus perfumadas amigas.

 

Un día el jardín le dijo a VS: “quiero darte un regalo grande, bien grande”

No, le dijo la niña. Me gustan más los regalos pequeños

 

Pero ¿por qué? Le preguntó el jardín, iba a regalarte el cielo

 

Oh no, gracias, contestó la niña. Prefiero algo pequeñito, un detallito más simple, aunque amo al cielo prefiero que siga siendo de todos y no mío nada más

 

¡Ah ya sé!, dijo el jardín, te daré un hermoso capullo

 

Síiiii, dijo la niña, eso sí me gustaría

 

Y a la mañana siguiente el jardín regaló a Victoria S. el más bello capullo que tenía. Era un capullo tierno de geranio que lucía esplendoroso bañado por unas pequeñas gotas de rocío.

 

VS lo disfrutó gratamente, lo contemplaba, aspiraba su aroma y sentía su fragancia muy dentro de su alma. Ella visitaba mucho al jardín y por eso ya se había convertido también en amigo suyo junto a las flores y al cielo. Victoria S. Veía cómo las mariposas, las abejas y los colibríes chupaban el dulce néctar de las flores y disfrutaba de ver ese espectáculo.

 

Un día una mariposa le dijo:

Toma, prueba un poco, es muy dulce y delicioso

 

No amiga, disfruta tu comida, a mi no me apetecen mucho los dulces, prefiero las comidas saladas.

 

Y el colibrí que escuchaba la charla al día siguiente le llevó unas papas fritas que había conseguido en un campo cercano.

 

La niña saboreó las papas fritas y le hizo un guiño al colibrí mientras sonreía a la mariposa.

 

Y Victoria Sofía fue feliz desde entonces, visitando el jardín, aspirando el aroma de las flores, hablando con colibríes y mariposas y contemplando el azul del cielo. Allí creció feliz sin olvidar jamás a esos amigos especiales que tanta dicha le brindaron en su época de niña.

 

FIN

-------------------

Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela.