Dime, Padre mío, ¿a qué hemos venido:
A ahogarnos en mares de dolor,
A sacrificarnos por vano amor
O a vivir entre el peor sinsentido?
¿Somos simple polvo de aquel camino
Que hacia profundo abismo nos llevó
Y que todo lo que había, acabó
Con un violento y venenoso espino?
¿Somos, acaso títeres movidos
En la carpa hecha sólo de ilusión?
¿Somos los enamorados perdidos
Que rompen sin piedad su corazón?
¿Somos, acaso, los dioses fallidos
De una desventurada creación?...