Guillermo Osorio

MIRARLA

Mírala y no protestes

que una sonrisa basta

para que el amor siga

defendiendo la esperanza.

 

Mírala e invierta más en

sonrisas

miradas

besos

que la suerte en el amor

es muchas veces

                               un intruso

que necesita de una importante

dosis de locura

para quedarse

                               amablemente.

 

Mírala y no le des

excusas a la suerte

no conviertas

                               al azar

                               en tu aliado

sucumbe con recuerdos indestructibles

con promesas que no sean promesas

sino ejercicios anti-defraudación;

advierte que lo traumático

                                               no son los celos

más bien la espera

como una bomba atómica

de aquel tiempo que no está.

 

Mírala y aprende también 

que la realidad se deforma

cuando la mira a ella

porque irrumpe con tanta

                               libertad de ser genuina

sin ataduras

sin solemnidades

sin absurdos

sin dictaduras

y así de inoportuna es ella

                               cuando sonríe

que la ironía cabe en un suspiro.

  

Mírala

como un país

como una verdad

como una noticia

como un exilio

y ni bien presientas el peso

                               de los ojos

vuelve a mirarla

como una revolución

como un combate

como una estrategia

como un descanso

que atropella con tanta devoción

al corazón.