Deactum

Distracción

De pronto un suspiro a la ventana
me desnuda en un santiamén

 

No me veo al espejo para evitar darme cuenta de que algo está sucediendo. Me distraje. Después de todo ni la indiferencia ni la monotonía son tan efectivas para evitarla. Dando giros en mi cabeza está la posibilidad, quizá ha llegado para instalarse el zumbido molesto de una ilusión.

 

—¡Cállate!— Grito en mi interior desesperado. —¡No moverás mis manos! No quiero...— 

 

—Convencido estás de mi presencia
no tienes porque resistirte
cosas mayores en efervescencia
han provocado redimirte—

—¡Tú qué sabes de mi suerte!— El eco recorre la bóveda mi inmenso vacío. —Eres invisible...—

 

—Vago es tu intento por ignorar
lo que resguardas es sólo tu herida
me notarás, te lograré sanar
aunque calcine un beso tu guarida—

 

Mi silencio se pierde en la distancia. —¡No me importa!— Estallo. —¡Te encontraré!—

 

—Búscame donde te pierdes a ti mismo
descubre en tu despertar la fantasía
baja el peldaño efímero de tu cinismo
¡piensa que fuiste, imagina qué sería!—

 

Esto es una tortura suave, abrí los ojos entró la primavera. Ya no he dialogado con ella, creo que se ha ido, mi guarida sigue ahí. Aunque sé que la próxima vez que la escuche será demasiado tarde para seguir muerto. Ya sabe dónde estoy.