LA LUNA, LA VENTANA Y TU SILUETA
La ventana estaba abierta y la luna asomaba su belleza con delirio; no solo era la luna quien llegaba, era la amiga a quien más estimaba; de quien en noches tranquilas y serenas su compañía me sosegaba el alma y sus palabras me decían: ella es mi hermana y amiga, la más adorable de mi vida. Si un día la quisieras a mí también me hallarías y juntos caminaríamos por el mismo sendero, porque el amor solo tiene una dirección. ¿Qué esperas para buscarla?, si yo sé, muy bien, que ella también te quisiera si tú la quisieras.
La noche ya corría y mi amiga se iba alejando en lo alto, teniendo en su mirada a la ciudad que enarbolaba elegantemente, para perderse en la cálida noche. Mientras yo, bajo el resplandor de la bella luna, tenía el pensamiento en tus ojos; el alma en tus brazos y mis versos en tus labios.
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