Podré dedicarte un verso, en la alborada de tu encanto.
Sentir el algodón de tus labios y darte la caricia de terciopelo que tanto ansías.
Verte fragmentada como lo es nuestro infinito universo, y de noche verte así.
Así cómo las estrellas del firmamento embelleciendo cada rincón, cada espacio de la negra y melancólica noche.
Lucero estático y fiel que contemplas estelas chispeantes de satín púrpura enrojecíendo su paso.
Mujer de ensueño, sensuales muslos, silueta exquisita, mirada fugas, senderos son tus pechos, majestuosa, arrogante y bella de quien te mira.
Así eres, así eres tu, dueña de mis deseos, dueña de mi incomprensible razón.
Manifiesto y digo cosas insensatas. Murmuras interés y olvido de mi.
Eres eso que sólo yo comprendo,
y que jamás echo de mi.
Sigue el verso y no entiendo mis ansias, sigue el verso y no quiero parar.
¿Locura será esto que siento?
¿Deseo o cariño?
¡Que se yo¡
¡No lo entiendo!
Pero te amo, por ser tan inexplicable.
Marc Téllez González