Una velada,
Pusiste amargo a mi café
Labial a mi postre
Destino a mi espera
Sosiego a mi noche.
Pintaste estrellas en mi cielo
Huellas en mi suelo
Destrozaste mi cordura
Te prendiste de mi locura.
Sonreíste divertida y molesta
La penumbra gritaba enloquecida
Y al son de tu belleza
Mi alma temía tu partida.
Y caminaste en la oscuridad
Dejando en mí verso punto y coma
Dejando en cada amanecer
La sinfonía de tu aroma.