Gabriel

Castellar de los sonetos

A Dunken

Me han llegado noticias perfumadas

de un castillo germinado en el viento

que utilizaba para su sustento

rocas del campo y lluvia de las plazas.

 

Ansiaba el pan; retocaba palabras

dándolas a favor de nuestros ciegos,

quienes no veían a los carteros

al llegar a las chozas encimadas.

 

Candil de gota, susurro novicio

esmerilaba sus conversaciones

sobre la sal, las lomas y los vicios.

 

Mi castillo vivo, as de corazones

con picas de septiembre y natalicio,

me brotaba las manos de ilusiones.