No voy bailar otra vez
me siento muy contrariado,
me han pisado el mismo pie
maltratándome los callos.
Me han sustraído mi hamaca
en el propio tendedero
estaba recién lavada
y fue con jabón del bueno.
Juro que una noche de éstas
cuando aparezca la luna
te llevaré varias cestas
con guayabitas maduras.
Nuestro perro está ladrando
porque hay alguien en el frente
debe de ser don Armando
que quiere café caliente.
Tantas flores sin sus dueños
y tantos muertos sin llanto,
tantos flojos sin empleo
que no conocen cansancio.
Relámpagos y centellas
invaden al amplio cielo
ocultando a las estrellas
que no brillan ni queriendo.
La rama está entristecida
mostrando feos colores
extraña la clorofila
de aquellos tiempos mejores.
El sapo besó a la rana
y la rana besó al sapo,
luego fueron de parranda
saltando de charco en charco.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela