Sonríe… y adivina quién te recuerda.
Pero no trates de averiguarlo.
Será en vano espiar en tus recuerdos
el cúmulo de amantes que te ha derrochado la vida
Seguramente, en cada uno de ellos has dejado tanto como en mí
Y entonces cada uno, tendrá tanto derecho a recordarte
como el que hoy yo reclamo incorregiblemente.
Todos, como yo,
han de recrearte desnuda,
fumándote aquel cigarro que acostumbras
después de enseñar a amar.
Tu mirada nos debe recorrer a todos
Y esa sonrisa…
víbora sonrisa que no satisfecha con la ropa y los líquidos,
nos roba la piel
Sonríe… y adivina quién te recuerda
Pero no intentes curiosearlo entre tus recuerdos
Es seguro que la miríada de rostros y voces te dejará ciega y sorda
La hilada de amantes en tu tez me tiene en su desordenado orden
Y eso, me llena de gozo cada vez que lo recuerdo
Sonríe, mientras te recuerdo ávido
Y muerdo mis dedos sonriendo tu recuerdo.