Ángel de mis sueños que
nadas en mi cielo,
arrebatas mis penas, purgando mi desaliento.
Consuelo de mis cuitas
encontré en tu pecho,
cambiaste mis tristezas
internándote en mi alma;
lamento tanto no poder estrecharte,
incluso en la cruel distancia,
aprendí a darte mi amor.
Me haces feliz con palabras y
amo tu personalidad exquisita,
ruego a Dios que ordene mi vida, pues
tengo infinidad de besos, para entregarte mi amor.
Impregnado de tu esencia
no te pierdo a cada instante,
entre mis recuerdos vives
zafiro de mi corazón.
Risas y palabras de aliento, así como
inolvidables momentos,
van guardándose en el alma, pues
acompañas los días de angustia,
seduciendo la vida, de este hombre que te ama.
Alberto Morales Ureña
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