¡Suenen los despertadores!
la juventud se ha dormido
en una mullida hamaca
tejida con la ficción
de las noticias
y las redes sociales
y le tendieron un mosquitero
de centros comerciales
Hoy mira como un cromagnón
al hombre que subió a la montaña
para brindarle un mañana
donde pudiera elegir canción
Menosprecia a ese hombre
que briago de hambre,
abandono y analfabetismo,
se encasquetó en la yegua
que bautizaron guerra;
cabalgó por los confines
y destapó las escuelas
pero bajo la misma cobija
acechaba el mercado
y tras este el usurero,
que como las cucarachas
ha siempre sobrevivido
En medio de la borrachera
vomitó balas y versos
se llevó de arrastras infiernos,
cercos, amos y fronteras;
bañó en sangre las banderas
cuando conquistó los cerros
y ahí aprendió que luego
de poner la otra mejilla
debe devolver la cortesía
o renunciar a su vuelo
Estas generaciones
se contagiaron de consumismo;
habrá que aplicar la inyección
de confianza y de paciencia
a ver si con su experiencia
el mundo puede ser mejor;
o aplicarles una lavativa
de dolor y realidad
Que sepan que cuesta ganar
cada peso que se fuman
que los pollos traen plumas
no dólares para gastar
hay que desconectarles
de la matriz artificial
donde se nutren de sueños
a cambio de su vitalidad,
donde hay una gran cadena
con eslabones de sueldo,
cine, pornografía,
modas, dogmas, doctrina
todos empaquetados
en lustrosas tarjetitas de colores
que les dan segundos de fama,
de poder,
durante los cuales pueden joder
a todos sus semejantes
sintiéndose por eso...
¡importantes!