Un día noté un gran peso sobre mi espalda, quise a pesar de ello, enderezarme, mas imposible me fue aquello.
No me dejó enderezar tu recuerdo, el fantasma de tus caricias no permite levantar la frente, me tiene como pequeño niño, con los ojos cerrados, esperando una caricia que no llega, una mirada ausente, un suspiro perdido en el viento, mirando todo lo que un día fue, mientras de frente contemplo mis arrugas, y a mis espaldas, miro aquel viejo pasado... que solo me sabe mostrar el espejo.