Si tú presencia,
a mi mente dilucidada aflora,
las amarguras mías de existir dejan,
el olvido las diluye.
En ese instante la alegría aparece.
El contorno de tu cintura
seducido al talante adherido,
vaporoso perdura
Mis angustias
se desvanecen en un eco de suspiros,
al sentir la ternura de tu fascinante sonrisa,
infiltrándose en los sentidos,
grabándose en la conciencia mía.
Al admirar tu rostro embrujador,
invento luces de colores mil, que lo adornen,
y así llevarlo en mi conciencia,
todo el día.
Una pléyade de suspiros,
Enzarzada a tu salerosa silueta
avideces arremolina,
al envolverla con mis afanes desquiciados
de furiosa emoción.
bambam