Ahora ya no importan las tardes encendidas,
y que el poniente vista sus soles de esplendor,
¿y para qué me valen los astros que he pedido?
¿El beso de mis venas
y el manto virginal?.
Ya no quiero elegías del vientre de la tierra,
ni el llanto de tu pecho que puede ser carnal,
yo amo la tristeza coral de hermosos cantos,
la bella luz y sombra
y el gran amor de Dios.
¿A caso tu escondrijo sendero de las lobas
no puede ser camino de un túnel sin final?
¿A caso fuiste antes la Venus de mis cantos
la ninfa Artemisa,
de mi pulido amor?
Nostalgias escribiste sobre el abismo roto,
la necedad llevaste a gusto de un placer,
las nubes has quemado, las noches encendiste,
la boca del desierto
apagará tu voz.
No quiero que tu vista empañe mis cristales,
no quiero que me sirvan las sendas de tu piel,
no quiero ver tu pecho encima de mis hombros,
ni brisas de tus ojos
que rocen mi final,
ni aquella sombra cruenta
que me llevó al Calvario,
para acabar conmigo,
con tu puñal cruento
clavado en mi pecho,
y así me voy muriendo
pero serás testigo,
de lo que tú me has hecho
y ya no tendrás perdón.