el escultor

CREO

CREO en lo que forjo, en mis ímpetus e ilusiones, en esos que atormentan pero fructifican al ser. Creo en la amistad pura y sincera. Creo en el mundo que vivo, a pesar de todo lo que está sucediendo. Creo en ese pensamiento que me acosa en todo momento haciéndome vivir su voluntad, en ese interior que me habla a veces sin cesar, pero me ayuda a dialogar y a paliar mi soledad, es con quien coexisto, y por tanto es quien a pesar de los fracasos, no tengo designios de dejar de creer. Creo en mi fantasía, en la magnifica quimera que continuaré erigiendo, hasta que no me queden más impulsos ni vida para creer. Creo en ese último sueño que se há cobijado en mi mente, SER INMORTAL EN EL ARTE, en mi fábula, en mis pasos, en mi estilo. Creo en mis ganas de servir. Creo en un mundo extraordinario, que espera lo que hago, lo que sueño, para entonces recibir de Él todo lo que he soñado. Creo que nunca es tarde para aprender algo nuevo. Creo en mi arrojo por crecer, en mis afanes de prosperar. Creo en la existencia y en la magia que toca todas las cosas y en un gran premio futuro para quienes afrontan el combate y son fieles con ellos mismos. Creo en mi sobre todo cuando demuelo, cuando no tengo frenesíes, cuando el céfiro bufa y el cuerpo cede, sigo creyendo en aguantar y en retomar con todas mis fuerzas lo que hago y seguir y seguir creyendo, y seguir soñando, y seguir coexistiendo. Creo en el amor como algo divino, a pesar estar sin el. Creo al escribir lo que creo, es un documento, es un decreto de vida para poder ser lo que ansío ser. Por eso CREO.