En el mundo, la Gran Bestia, disfrazada de Catrina,
A todo mundo intimida, les prepara una sorpresa;
Les avisa la proclama de obedecer ciegamente,
A erigirle un imponente, gran monumento de plata;
Los poderosos aceptan tan absurda imposición,
Es tan grande su ambición de acrecentar su colecta
Que la humillación es nada, si las ganancias son muchas;
A ideas tan absurdas se someten torpes almas;
Y levantan tal estatua que sin límites se muestra;
Con intención tan siniestra que destruye toda calma;
Y todos con fatuo orgullo se muestran tan jubilosos
Con afanes portentosos en un cementerio mudo…