Plinio López

Mezquino

MEZQUINO

 

Como el lago bajo el celeste,
espejo que obliga a admirar
bellezas del paisaje agreste,
así profundo era su mirar.

 

Como en la bella tarde de verano
el sol a manera de moneda de oro
se guarda en el horizonte lejano,
brillaba así su cabello como tesoro.

 

Blanca como nube temprana
de una mañana de primavera soleada,
prendedor que al cielo engalana,
así ceñía su piel su efigie moldeada.

 

Como el sonido lejano del campanario
que nos trae el viento nota a nota cual canción
entonada tantas veces en solitario,
así mansa su voz me llenaba de emoción.

 

Cuando sientes esa paz de pueblo sano
en una noche de luciérnagas y estrellas,
y te rodea el viento limpio y lozano,
así confortaba la presencia de ella.

 

Como un chiquillo su juguete más preciado
lo quiere solo para sí, no puede compartir
ni un minuto o segundo lejos de su lado,
así la quise en secreto sin poderle decir.

 

Así como la cicatriz que no haz de mostrar,
que dejara en tu piel un padecer con secuela,
cicatriz que a escondidas solo tu haz de mirar,
así de mezquino la amé en los años de escuela.

 

Al igual que ese poema hermoso
que trae en versos sueltos la memoria
hilvanando un recuerdo afanoso,
así caló ella profundo en mi historia.

 

Derechos de autor por: J. Plinio López S.

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