En la nebulosa de mi mente
un día me sumergí
acompañada de la tristeza
y la soledad que me dejó tu partir...
Con lágrimas negras y amargas
traté de drenar mi dolor
evitando dar expresiones lastimosas
a todo mi exterior...
Se apagaron las luces y los sonidos,
el corazón se adormeció,
y con ellos se fugó
la inspiración y el tinte de escritor...
De la lucha interna
entre amor y desamor
pude resurgir al sol
y solo cicatrices recuerdan el adios...
Aquí estoy y deseo quedarme
sin volver a mirar atrás
permitiéndole a mi espíritu y a mi alma
con total libertad volver a fluir...
volver a soñar...
ESMERALDA