flack

La mirada tras el cristal.

Una muda soledad,

aquel silencio que arropa los sentidos,

desgarra la parte interior de la cordura,

un espacio hasta para la oscuridad reducido;

y cuando los ojos cobran vida,

donde los labios piden de agua un sorbo,

justo al sentir el dominio del infortunio,

todo el entorno es de muerte.

Y rugen voces en la quietud aparente,

al cuerpo lo paraliza una extraña fuerza,

pero el corazón se bate desesperado.

aquel, un ritual desmedido en la locura,

un poder que nos somete a su yugo,

sin haber ya un sentir, un saber.

y loco, con incierta razón vacía,

se estremece en su pequeño conjunto,

un interior de simple pliegues

para una receptáculo  de muerte,

triste mortaja que envuelve su destino.

y a puñados, cae la tierra,

sellando su inmortal hogar;

entonces, cuando la voz portentosa

pide, acude la oscuridad,

y las manos, débiles, tocan el cristal,

cuando los ojos se abren,

cuando siente el final de aquel,

su inequívoco funeral.