Mientras algunos la esperan para mañana o para dentro de un rato
según el meteorólogo que hayan consultado,
nosotros no perdemos tiempo y desatamos nuestra propia tormenta cuarto adentro,
piel afuera
y así todos los adentro y afuera que se nos puedan ocurrir...
Llueve sudor y el vaivén no es de las hojas de los árboles
ni el ruido del viento...
Las aves no son las que gritan ni el rayo es el que penetra.
El ojo del huracán está en tu cuerpo
y quiero entrar en él,
besarlo,
lamerlo
y
cerrarlo.