Si me hubieras amado como yo,
a estas alturas de mi andar
me asomaría a ventanas
que no conoceré.
Compartiría contigo
mis sinsabores y secretos
y verías en mi rostro las risas
que me producen mis logros,
o la sensatez que trae la edad
a fuerza de buscar
diferentes respuestas
para el mismo error,
hasta quedar resuelto el dilema;
con lo cual podemos
abocarnos al siguiente.
Tú me habrías visto envejecer,
y yo a ti. Tus hijos llevarían
mi sangre, y tendrían mi parecido
aunque serían distintos
a los que engendré
en la realidad.
Habríamos salido juntos
de compras y de viaje.
Me habrías atendido
en mis enfermedades y yo
habría estado pendiente de las tuyas.
Habría aprendido a amarte.
Como amé,
como amo y amaré.
Lo sé, porque así ha sido
mi vida al lado de quien me amó
en lugar tuyo.
¡Cuántas cosas nos perdimos!
Cuántas otras pudimos conocer.
Cuántas cosas hemos conocido
cada cual por su camino.
Que seas feliz, como serías conmigo
Como soy yo feliz, sin ti.
Carlos Fernando