Acaparan dinero con descaro
y enmascaran su cara con careta
y camuflan con traje de etiqueta
la voraz avaricia del avaro.
(Wenceslao Mohedas Ramos)
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Amaneció en Madrid. Por la radio se escucha,
mientras sigo en la ducha, una gran explosión.
Sugieren que un cabrón metió la mano en la hucha,
ocultos, a ciegas, sin autorización.
Por lo que oigo, deduzco hablan de corrupción.
No entiendo al locutor de tanto como gritan,
diatribas que suscitan los que chillando están,
protestando unos van mientras otros recitan
las arengas malditas que envian al tran tran
y al viento volarán ¡todos se desgañitan!
Parecen coincidir que el jefe ni se inmuta
que oculto está en su gruta ajeno a la ocasión,
por más que ya el volcán se encuentre en erupción,
en su oido hay un tapón, banana es esa fruta,
que es autista, sordo. Rajoy está turuta.
Triste pais que inerte va observando su muerte,
por hijos indecentes carentes de ilusion,
¡malditos los que son que te roban la suerte!
que hurgan en tu mente sisando el corazón,
hurtando impunemente sin dar explicación.
Amaneció en Madrid. Las gentes diligentes
que oran y laboran mueren de inanición,
piden una nación de líderes decentes
que ejerzan su misión y que a esa mala gente
¡declaren disidentes, reos de alta traición!.