La osadía, no tiene máscaras y disfraces.
La rebeldía, nunca se esconde a la inocencia
y para éstas dos, se requiere de tu presencia.
Paciencia y constancia no son intentos fugaces.
Acúsame de un desfalco de amor y de ausencia,
si me amas y te he privado de mis alegrías
y no he tenido sospecha que me lo dirías.
Apelaré a la negligencia de tu apariencia.
Será pena de muerte la utópica verdad
y beberé del brebaje amargo de tu olvido,
inocente o culpable, ¿cuál será la equidad?
Seré quien juzgue mi destino por tu piedad,
si me has hecho libre no hay culpa de mi descuido.
Seré valiente si demuestras felicidad.
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