de a poco la tormenta se adueñó de la noche
los relámpagos todo todo lo alumbraron
los truenos sonaron cual tambores en furia
el cielo se puso a llorar y ya no pudo parar
y de repente llega la calma a la noche
no hay relámpagos, nada la alumbra
no hay truenos, solo se escucha el viento
mas el cielo no deja de llorar y llorar
llanto del cielo revolcado por el viento
lágrimas que con fuerza se golpean
y mas llora por el dolor que crean
cuando la tormenta se adueña del alma
no hay relámpagos, no hay luz, no hay calma
truena el corazón, parece un tambor en furia
de los ojos empieza a llover y no va a parar
pero si la tormenta abandona el alma
sigue sin luz, no recupera la calma
no hay furia en los latidos, solo suspiros
de los ojos no deja de llover y llover
lluvia de los ojos cual manantial
empapa el rostro de dolor
sin consuelo, herida de amor...