Vives callado en el naufragio de nuestro amor,
pasivamente veo de lejos tu reflejo,
en un instante en la brisa, en un instante remoto,
mientras apuñalas lentamente mi corazón roto.
Dices que nada ha cambiado, amor mío,
Pero sólo son palabras que se las lleva el río.
Tu cariño es errante, desolado y perdido,
Inoperante y nulo, como un campo sin trigo.
Pero habrás de comprender, cariño mío,
Que mi amor es más grande que tu fúnebre desvío.
Mi amor es más grande que este labrantío sin trigo,
Mucho más grande que un piélago incalculable e infinito.
Sin embargo, también espero que entiendas,
Que más allá de todo el amor que por ti yo sienta…
¡Primero estoy yo, y mi dignidad a cuestas!
Gabriela Cabrera.