Mi maltratada vida
convertida en rosa
dejada y abandonada
se abrirá a la primera
sonrisa de la aurora.
Junto a ti bebimos
los vinos de mi patria,
de Colchagua, de Cauquenes,
de las viñas...
de mi padre.
Y en esas copas
también bebimos mis amarguras,
tantas veces bebimos
que mezclamos
las unas con las otras.
Hubo horas tristes,
horas de gozo,
horas que no soportan
imposibles...
horas no quemadas por la gloria.
Ni serán eternos mis llantos
ni eternas mis alegrías,
goza mejor la poesía...
mira que el gozo
como nace... muere.
Siempre estaré
para tus caricias
presto, para dártelas.
Tus ilusiones y las mías...
bebámoslas en una larga noche fría.