Mi mano forma la niebla.
Lo que diviso es un cuerpo,
un átomo de omnipresencia
un olimpo de mitos
que caen en fracciones
sobre la forma absoluta
del silencio.
El humo que ha quedado
es una prolongación
de la verdad absoluta
con que me despojo
de ser yo
(y-o)
una antología relativa
de todo lo que he sido..
Dentro de mi cuarto,
a solas entre todos.
Contigo a mi lado
contigo dentro del tictac
del soliloquio de nosotros.
Contigo.
El pozo profundo
de lo que (me)
conozco,
es la primera onda
que surge
cuando quiero mirarme.
A trazos,
epístola de quien escribe
y santo de piedra,
que quiere escucharme,
me niego a mí misma
mientras escribo
con la fe de quien se entrega
a algo que de verdad
existe
ha existido.