“Pateando”[1]
Perdoname[2], fue de jugando,
no te enojés y vení...
tomá, te doy la pelota,
vamos a seguir pateando.
Te golpié, lo reconozco,
lo que hice está muy mal,
pero pasa que en el fútbol
me suelo descontrolar.
¡Cambiáte ya, esa cara
y sigamos el partido,
no te olvidés que nosotros
siempre fuimos muy amigos!
Vos me pegaste ayer
y yo no te dije nada,
aunque tenía unas ganas
de devolverla ¿sabés?
Y pensando de otro modo:
Los hombres...
¿no es que no deben llorar...?
Vení, vamos a jugar
¡jugando se olvida todo!
[1] Jugando a la pelota.
[2] La acentuación de las palabras en este poema sigue las reglas del regionalismo rioplatense (que es como hablan los niños).