Mi tierna amada alondra mía
cuánto tengo yo guardado,
para ti cielito mío
en los surcos de mis prados,
y dentro de mis suspiros.
Mi alma pues ya no respira
por querer quererte tanto,
porque tu amor me sepulta
y me tiene encadenado.
Cuánto para ti mi vida,
para ti tengo guardado
por los desvanes del cielo
y escritos en mi legado.
Cuánto quisiera decirte
suavemente y muy despacio,
al oído de tus brisas
y al aroma de tus labios,
sobre una senda florida
y en las hierbas de tus prados,
en una playa desierta
para adorarte en mis brazos,
para beber en tus fuentes
la saliva de tus labios.
¡Susurro mío¡
¡preludio cándido!
¡aroma de lirio!
¡oasis divino!
cuánto daría
por ser tu amado.
¡Esponja de mi alma triste,
alfombra del bosque mago,
cuánto amor yo te daría
si al fin fuera yo tu amado,
y poder beber tus sueños
en la cumbre de tus labios.
Eres mi noche de estrellas,
y el plenilunio dorado,
eres mi musa nocturna,
en esas noches que hablo
contigo sobre el silencio,
cuando te pienso y te amo
y te rocío de besos,
y te devoro en mis brazos
y vuelvo a beber tus senos,
y a libar tus dulces labios.
Y mirándote de cerca,
retrocedo a mi pasado,
donde veo a mi doncella
y el embrujo de mis años,
una chiquilla de trenzas,
una gacela y zagala,
una sabrosa ciruela,
una madura manzana
con las ganas de morderla.
Y con amor envenenarla
para morir de locura
en las selvas solitarias.
Yo no tengo libertad
para decírselo a ella,
para mirarle a los ojos
y a su gratitud inmensa,
a sus bellísimas manos,
y al perfil de su belleza
a su mirada de luna
y al velo de su melena.
Yo no sé por que caminos
tengo que ver su belleza,
mis ojos jamás me engañan,
cuando ven las cosas bellas.
¡Tú eres mujer hermosa,
escrito está en tus cejas,
en tus pies de jaspe y mármol
y en la gracia que tu expresas.
Desde ayer que es como hoy,
me pareces más estrella,
y aquel rayo iluminado,
y llena de primaveras,
y de los cantos divinos,
más candorosa y hechicera,
más encendida de amores,
la más linda y la más bella,
la que me liba mis labios
como la mar a la arena.
Ven tú oh cielo mío
a esta mi barca negra,
a esta parte del mundo
desde la distancia inmensa,
por anhelarte vida mía
porque ya estás en mis venas,
vámonos cielito mío
más allá de las estrellas.