Vivía por su cariño;
a través de su mirada
visualizaba el mundo,
el amor, la fe, las convicciones.
Se adentró en mis conceptos
Penetró
en el centro del centro de mi existencia.
Fui suya como nunca fui de nadie
lo amé y lo amo aún
como nunca amé a nadie.
Con él aprendí
que se sufre por amor
Con él supe que existe
la eternidad del amor
y lo que es amar en soledad.
Seguía la huella que dejaba
en todos sus caminos;
mis pasos se alargaban
por unir nuestros destinos,
Me bebí su sonrisa, su mirada,
su voz y sus caricias
y vivía embriagada del amor
que me inspiraba.
Pero un día, en una esquina de mi desventura
nuestros pasos se abrieron
y avanzaron por distintos caminos;
mi pecho se abrió en dos
Y dejó caer al suelo mi corazón,
que quedó destrozado en cualquier rincón.
Y hoy, sigo por la vida
Sin corazón.