Amores de juventud son
experiencias divinas
entre el hombre y la mujer
que de la mano caminan,
creyendo en esa ilusión
que acelera el corazón,
ser quien controla sus vidas.
Que cruel es esa realidad
al descubrir el engaño,
ante lo que pudo ser y solo
pudimos ver tras la venda
que de nuestros ojos nos
arrancó el desengaño,
con el corazón partido por
culpa del mucho daño que
nos hicieron un día sin
tan siquiera esperarlo.
El amor es un estado que
nadie ha logrado descifrar,
no conoce ni de razas, religiones,
ni de sexo o de edad,
es una sana infección que
a muchos llega hasta matar;
su cura es muy compleja
si alguno de la pareja
es el que padece este
desconcertante mal.
Remedio para la situación
en nuestra mente tenemos,
y el antídoto eficaz solo en
el corazón encontraremos;
comprendiendo a los demás
y respetando sus decisiones
si de verdad les queremos.
Si se rompen los amores en
lo mejor de nuestra vida
otros aparecerán renaciendo
de sus antiguas cenizas,
con nuevas ilusiones brotando
cual humildes margaritas,
que en los campos aparecen
cada año más bonitas.
¿Qué es el amor sin respeto
sin cariño o comprensión?
Si no una palabra vacía
que esconde esa hipocresía,
de nuestra sociedad baldía
y de tan difícil solución,
y donde el amor lo terminamos
con el primer revolcón.
Amor y poesía siempre han sido
del poeta su estandarte,
aquel que empleo su vida
para unas realidades contarte;
esas que algunos guardaron
para que no te enterases,
escondidas en los libros
o apiladas en estantes,
de lúgubres bibliotecas
cerradas con gruesas llaves.
Joanmoypra