Abriré cada una de las puertas
que mantuviste cerradas,
en cada una de ellas
historias, recuerdos, añoranzas,
en cada rincón
quedaron mis olores,
como bestias que territorios
marcan…
Todo lo ordenaré
con sigilo y en silencio
pintaré los muros
con colores vivos…
Recuerdo haber visto
un muro blanco,
una rosa,
un cuadro inconcluso,
salí al patio
y no había cielo…
Recuerdo los candados
atados a las puertas
viejas y acabadas,
se veían hermosas
únicas, pintorescas
exóticas…
y pienso encontrarte
en una de ellas…
sin lágrimas ni nostalgias
alegría viva
como los muros
olorosos y brillantes,
bailaremos un vals
y soñaremos la tarde,
la música entrará
por los oídos
si, y quedará
dentro, de nuestras
cabezas…
es entonces
cuando te miraré
a los ojos,
sin reproches
y entraré por ellos
que son infinitos
como el cielo,
y lo más importante
generosos, hospitalarios
entrañables, acogedores
y amistosos.