Y levantar la vista al cielo
y saber que es imposible.
Descalzo sobre brasas grises,
rodeado de demonios y cemento.
Cómo pelear si no tengo armas,
me arrancaron las uñas y volaron mis dientes.
Cómo despegar si para obtener mis alas,
necesito conquistar difuntos verdes.
Y no hay un enemigo a quien culpar,
más que a la pseudo felicidad construida por la gente,
que fustiga a la razón en su búsqueda insensata,
eterna angustia del tiempo presente.
Más la razón es flexible cuando en el caos se pierde
y la búsqueda se detiene y la angustia se evapora,
la felicidad se vuelve real al volver en el tiempo,
dichoso el loco que volvió su vida un cuento de hadas.