La vida es tan simple como respirar,
inhalas y exhalas con facilidad.
Si aquellos momentos de felicidad
te empeñas en querer perpetuar,
le darás a tu vida un paro mortal,
como lo es la infelicidad.
Vivir el momento nada tiene de malo
o irresponsabilidad,
por el contrario,
existe en aquello la necesidad
de ser muy consciente para afrontar
cuando acaba el instante de inhalar
y entonces te toca tener que exhalar,
que no es otra cosa que dejar marchar
armoniosamente y con tranquilidad.