Ya está la tarde, ya son las seis
y marco tu número,
tu voz me lleva a ti.
Los sonidos, los ecos, tus palabras
van dibujando tu imagen;
los matices de tu voz
van modelando tu rostro.
Y a las seis, cada día,
mi amor se hace azul, a veces verde,
como ese mar que miro mientras hablamos;
se hace hermoso y grande,
como ese mar mezclado de palabras.
Y a veces, como ese mar,
mi amor se hace calma
y otras veces,
marejada de olas largas
que me sacuden el alma.
Y a las seis, el tiempo se detiene
regalándome el recuerdo de tu voz
para seguir el día.