Reposa el mar, se posa como una losa
eterna conspiración la de las olas,
indescifrable como tus ojos de otoño.
Dejé de arroparme en los instantes ilimitados
al entender la delatadora tarde
con dedicatoria de bofetadas de realidad,
podré decir quizá un sueño más de tristeza.
Levo ancla para vivir, Amor, me elevo,
y desciño de tu cuello en este exilio de besos,
ausencia desalentada,
con la mayor verdad, la única,
morir enamorada de tu mirada
y relegarte al mundo imposible de los sueños.