La vida sigue quitándonos mas vida,
el tiempo corre inefable e indetenible,
somos mortales,
la eternidad no nos pertenece.
La vida siembra muerte y
la muertes es vida.
Se escuchan los requiems pasados y presentes y futuros
y la huesuda sigue sentada al lado de mi cama esperando el momento justo...
para ella tiempo no existe,
ella ha sido desterrada de él,
después de ella ya no hay nada.
Oigo los requiems y
me pregunto cuándo será el mío.
Habrá que enamorar a la muerte para que no sea pronto.