“Siempre deseo lo mejor para vos”- dijiste.
¿Y…qué es lo mejor para mí?
¿Saltar la soga de los vientos
para doblar en cada esquina del sol
y colgarle los susurros de mi aliento
cuando me haces temblar de amor?
¿Poder bucear en la luz del lucero,
cuando el alba extiende su mar violeta
entre mis sábanas y el espejo
mientras tanto tú arañas
los sabores de mis poemas?
¿Qué es lo mejor que me deseas?
¿Poder diagramar remolinos de placeres
en la quietud de los nocturnos velos,
en el umbral de los amaneceres,
cuando te aferras sin piedad a mi cuerpo?
Entonces ... ¿Qué es lo mejor para mí?
¿Respirar el aire de nuestros secretos
cuando el placer nos eleva al cielo?