Estar enamorado
fue comenzar a creer
en una historia sin final.
Fue vencer el pasado,
los recuerdos del ayer;
no mirar, más nunca, hacia atrás.
Aprendí que el amor
no lo encuentras en cajas de chocolate;
pero, a veces, un bombón
es el mejor solvente.
Ser feliz no fue difícil
mientras el amor duró,
unos cuantos ratos, las elipsis;
los besos bañados en sudor.
Pensé que éramos todo,
que nos amábamos,
que me amabas.
Esas vísperas duraron poco,
las matamos,
se nos murieron las ganas.
Aquella historia sin final
era, tan sólo, una parte.
Tú tenías la otra mitad,
la del punto sin aparte.
Pero que bello fue, con sinceridad,
todo aquello que nos dimos;
los poemas que hablan con la verdad
recuerdan nuestro idilio.
Estar enamorado
fue soportarnos,
pelear y amanecer juntos.
Nos quedó un corazón cansado,
nos acostumbramos
a los chances; los segundos.
Tú dijiste lo que dijiste;
te marchaste con tu carácter intacto.
El beso más triste de los besos tristes
no tuvo ni tiempo ni espacio.
Después, nos dijimos adiós,
Escurriéndonos por el rostro,
Las lágrimas que causan dolor
Mientras escarban los ojos.
Nos quedaron estos años,
De risas, de rabias, de nostalgia…
Partidos por la mitad.
Ahora cada quien da un paso,
No vive más esta historia;
Expira en soledad.