El dolor de perder un hijo es indescriptible,
es que le falte el aire al planeta, dónde vivímos los que
queremos ser padres.
La bendición de la paternidad, no se les da a todos,
el tener y educar a un hijo es una gran responsabilidad,
que no cualquier persona la puede cumplír.
Los que son verdaderamente, destinados a esta faena,
son especiales, por que son capaces de perder su soltería,
la libertad cómo algunos le llaman al principio.
Conforme se convive con los pequeños nos enamoramos
al grado de vivir por y para ellos, es un amor inevitable.
**ES EL NACIMIENTO DE LA PATERNIDAD**
La bendición de la concepción no siempre se sabe
valorar, acatar en fin saber desempeñarla bien.
Tristemente hay mujeres que lo darían todo por tener la
fortuna de la maternidad y se hacen exámenes médicos
con la esperanza de poder procrear un bebé.
Los hermanos de los que tienen hijos, vuelcan su amor
en sus sobrinos pero no se hubícan cómo tíos,
se creen padres.
Otros aunque sean personas ajenas a la familia, aceptan y
cuidan a los pequeños cómo propios.
Sorpresa de la naturaleza humana, suelen ser
excelentes padres de crianza, dando verdadero amor a los
pequeños y teniendo gran responsabilidad de ellos.