Solo... más no solitario,
con pasos largos...
trotamundos, peregrino,
vas haciendo tu calvario...
Caminando...
por el mundo, caminando,
extranjero en tu planeta...
con tus ojos indagando.
Los vendavales golpearon
con soledad tu camino,
te desespera el hastío
en que te hallas sumergido.
Aterido...
por tanto tiempo perdido,
por tantos días vacíos,
¡noches de silencio y fríos...!
Pensando...
en todo lo que viviste,
conociste y aprendiste...
y lo que quedaste esperando.
¿Será que una explicación
tal vez es mucho pedir...?
Un mundo desesperado
se extiende a tu alrededor;
toda la fragilidad humana
de pronto está concentrada
en la ira que a tu mano
mantiene dura... cerrada.
¿Por qué es que todo es así...?
(¿o sólo te parece a ti...?)
Nadie entiende la grandeza
del amor desinteresado,
pocos creen que es pecado
el orgullo y la avaricia.
No se hacen las caricias
y no se pide perdón,
se especula la razón
y se evade la justicia.
Sólo se busca emoción,
placer, dinero, poder
y se desensibiliza
lo íntimo del corazón.
Se hace objeto a las mujeres,
y en una caricatura
al amor se desdibuja
en los cuartos de moteles.
Todo se alquila o se vende
y no hay valores morales,
sólo ambiciones, las cuales
muy pronto, todos aprenden.
Y tú sigues...
por el mundo, caminando,
despreciado y despreciando,
¡a contramano...!
Estás solo, mi hermano...
solo, mas no solitario,
te acompañan muchos otros
como tú (muriendo a diario).
Los desconformes de siempre...
(cada cual por su camino,
en busca de sus destinos...)
los que piensan... los valientes.