En la penumbra y vacío
Dominios eternos de la noche
Bailan en las estrellas
Bestias, guerreros y doncellas.
En la cumbre del firmamento
Resplandece eterna belleza
La cara de la luna
Espejo de una princesa.
Y la vi una noche
Y regresa cada que se pone el sol
A veces blanca otras amarilla
Una onda irrepetible huella
Un resplandor con el rostro de ella.
Ya el insomnio
No volverá a estar solo
No hay dolor ni tristeza
En la cara de la luna
Siempre encontraré su belleza.