Siempre digo que un beso es más que un simple beso, un beso puede ser muchas cosas y despertar muchas más…
Un beso puede ser una promesa, o la espera extinguiéndose entre distancias muy cortas, o muy largas cuando estás perdiéndote en los labios de alguien mientras desearías encontrarte en los labios de otro…
Un beso puede despertar a la princesa del cuento, o simplemente quitarle la venda de los ojos.
Un beso puede crear paraísos lejanos, elevarte hasta nubes de arena donde puedas edificar los cimientos de todos tus sueños, llevarte lejos donde nada duela, extinguir lo que duele, calmar los océanos que algunas veces inevitablemente escurren por las mejillas, derrumbar cárceles de timidez, de miedos…
Un beso puede esconder también muchas cosas, algunas tan grandes como los deseos febriles, como las caricias que agazapadas se esconden entre los labios, para llegado el momento, cumplir con la misión de desbordarse y calmar el dolor de cicatrices de heridas en el alma…
Un beso puede esconder todas las mentiras y todas las verdades. Un beso siempre es más que un beso, no se le puede tomar tan a la ligera, no se puede andar creyendo que es nada, porque un beso puede serlo todo, puede ser la manera de reconocernos, de encontrarnos, de saber que llegó quien esperábamos, de sentirnos seguros, de sentirnos fuertes, de creernos mejores, puede ser el comienzo del fin de nuestras soledades, la usencia de esperas, la bienvenida mas tibia al mañana, la forma más completa de entregar el amor, de hacer el amor, de entregar pasión y ternura al mismo tiempo, de ser fuego y agua, de ser mar en calma cubierto de espuma por el oleaje, de ser uno en lugar de ser dos…