Si los sollozos valieran la pena
como lo vale una sonrisa tuya,
si las lágrimas extinguieran la tristeza
como tus ojos calman el alma…
Moriría por verte de lejos, al menos.
Si tu corazón clamara por mis besos
como el mío pide a gritos los tuyos,
si pudiera respirar de tu aliento
como inhalo estos suspiros…
Dios me habría escuchado, entonces.
Si no estuvieses tan distante
como el cielo de la tierra,
si no quedara tanto camino
como le queda tiempo al tiempo…
Estaría ahí, contigo.
Si mis manos te acariciaran
como la brisa roza el mar,
si tu voz me despertara
como lo hizo algún día…
Estarías aquí, viva.