Miguel Vargas

EL SITIO

Este, el ya conocido y familiar,

donde me abraza el mismo abrazo

donde me  humedece el mismo aliento.

 

Este en el que me ubico cansado esta vez

 me oculta no queriendo mi conciencia

pero deseándolo mi corazón como mártir imperfecto.

 

Tu imagen primera, tu respiración en mi nuca

tu abrazo afortunado como lo creía, tu beso nervioso sentada

al lado del vidrio grande…

¡Oh, y… esa lluvia pungiendo aún mi corazón!

 

Todo se complementa en este sitio vivo y muerto con lágrimas de piedra.

El trago derramado me llora el alma salpicando mis recuerdos,

gemidos inexpresables salen de este inconsciente y estúpido corazón mío

donde no canto ni veo, donde solo me instalo,

aquí, sumiso,  perdido .

 

Quiero llorar cada lágrima tu ausencia firmada y no lloro,

quiero pararme y caminar a través de esta dimensión

 observando de cerca mi sitio para dejarlo esperar y no puedo.

 

Me instalo de nuevo pensándote y amándote

sin querer amarte ni pensarte abrazandome a tu desnudez imaginaria

como un imaginario triste en la calle que deambula.

 

No pierdo la calma, no debo, quisiera.

Tiemblo tu ausencia fría en mi piel abierta

y al pasar el dedo sobre ella

me agrieta y veo mi sangre,

 mi dolor, tu distancia.

 

Deseo gritar mi mudo aliento y se atora en mi garganta

como tu nombre en mis venas.

 

Respiro profundo sin equivocación

sin excusa en este sitio otra vez.