Volveré para alegrarme en otra vida
en que el hombre al fin se haya transformado
consciente de que su alma envilecida
gran daño en otros tiempos ha causado.
Volveré gustosa en otra vida
si en el ocaso de la Tierra algo ha quedado,
si recupera su belleza, trascendido
el mal que en otros tiempos la ha mermado.
Y volveré cuando al fin las aves trinen
de regocijo por el amor ya reencontrado,
cuando los vientos jubilosos me susurren
que finalmente ya el hombre no ha matado.
Volveré cuando la luz con su destello
haya los ojos del hombre iluminado,
cuando su alma al fin limpia haya permeado
en un entorno de justicia, apaciguado.
Y volveré cuando los muertos de ultratumba
bailen la danza del hombre regenerado,
celebrando su retorno a nueva vida
y el mundo les acoja como al hijo bienamado.
Y volveré de ese limbo tan profundo
en que viviendo en un mundo colapsado
los habitantes que han dormido un largo sueño
también vuelvan, tras el letargo, renovados.
Volveré a ver de nuevo los colores
que otrora grises nubarrones opacaron,
con brillantes pinceladas de optimismo
un mundo nuevo de esperanza se haya forjado.