Sus pies descalzos sobre la fina hierba,
yaciendo de los días grises y apartados...
Agarra con gran firmeza su corazón,
el viento y la tempestad unidos,
lo sumergen en sangrientos latidos.
Percibe palabras de soledad,
y una lluvia inesperada en la oscuridad.
La tormenta desencadena la furia, y
rodeada de una rosaleda desmesurada
se manifiestan espinas de dolor en cada ricón,
punzantes y sin compasión.
Tan bellas como peligrosas,
colmadas de hirientes versos...
Sus lágrimas y sus alas,
la adhesión perfecta.
Vuela alto y sin miedo
hacia una luna desierta,
donde sus alas se despliegan,
y unidas guardan,
su propia luna llena.